La mente subconsciente

Los seres humanos tenemos dos tipos de mentes: la mente consciente y la mente inconsciente o subconsciente. 

Para comprender la mente consciente solo hace falta conocer las funciones del área prefrontal del cerebro, con ella nos permitimos tomar decisiones, ejecutar acciones, pensar, analizar lo que queremos expresar, buscar proyecciones a futuro, clasificar los diferentes tipos de eventos, formar creencias de acuerdo a la experiencia, movernos siguiendo las órdenes de una función; en términos generales, nos formamos con ella una idea de las personas, cosas y situaciones. Se podría decir que equivale a un 2% de lo que creemos, pensamos, imaginamos o elegimos. 

La mente subconsciente, por su lado, es la mente que guarda la información más antigua y profunda sobre nosotros. Toda nuestra vida y, aún más, la de nuestra línea familiar de unas cuatro a siete generaciones. Esto implica que la vida se mueve para nosotros con el peso del inconsciente, que equivale al 98% aproximadamente de lo que creemos, pensamos, imaginamos o elegimos. En otras palabras, el peso de la mente subconsciente supera por toneladas cualquier fuerza de voluntad consciente que le pongamos a alguna acción, elección o pensamiento consciente. 

Es decir que ¿cuando elegimos, pensamos o tenemos una idea lo estamos haciendo con la mente inconsciente?

En el 90% de las veces sí, a menos que no hayamos hecho algún trabajo de profundización hacia el inconsciente para saber qué cosas, patrones, pensamientos, creencias limitantes, comportamientos heredados y demás hay por allí que estén teniendo peso sobre nuestra vida consciente. 

Por ejemplo, a veces nos encontramos repitiendo los mismos refranes que decían nuestros padres, o acciones que solía tener un ancestro, inclusive hasta repetimos sus historias: fuimos abandonados por el padre a tal edad, tal como le pasó a la abuela o bisabuela, sufrimos un accidente similar al que le sucedió a tal familiar. Implícitamente podríamos tener las mismas enfermedades que han padecido en la familia, o historia de alcoholismo, abusos, violencia, etc. 

Cualquiera puede pensar que estamos predispuestos genéticamente, pero eso quiere decir que en el inconsciente están guardadas las razones por las cuales la herencia genética está actuando así, en respuesta a una acción previa familiar, colectiva o individual. 

La vida de cada uno es única e irrepetible, por tanto, no tenemos por qué repetir patrones heredados de antaño sino conformar una vida nueva exitosa para cada quien, porque la definición de éxito para ti no tiene que ser igual a la de otra persona o a la de la sociedad. 

La sanación de los patrones inconscientes se logra precisamente haciendo consciencia, buscando la información perdida. En el inconsciente familiar, hay historias que nuestros padres ni siquiera conocen debido a que la información se ha ocultado por generaciones, sin saber lo perjudicial que esto resulta para hijos, nietos, bisnietos y demás. Son precisamente ellos los que van a expresar las características del padecimiento familiar si los temas no se hablan, se dialogan, se abren, se comentan o se le buscan soluciones en el momento que suceden. 

La primera clave de la sanación a nivel físico, energético, mental, emocional y espiritual está en volver a la infancia/adolescencia para revisar los eventos ocurridos que generaron heridas con sentimientos arraigados, anidados, adheridos, cristalizados en el inconsciente y quedaron impresos fundando un impacto tal, que estos comportamientos se pueden repetir con las parejas, o en las relaciones interpersonales, ya sean de abandono, rechazo, injusticia, humillación, abuso, violencia, o carencia, y a esos sentimientos o situaciones hay que disociarlos de la emoción que traumatizó y otorgarle un lugar neutro, una salida, con el fin de trascenderlos y evitar más heridas dañinas en la vida del adulto. 

La segunda clave se encuentra en la información que se recibió durante el vientre materno, lo que mamá vivió durante estos 9 meses, más o menos, tiene gran impacto en la mente inconsciente. Ahí queda grabado si hubo aceptación o rechazo al momento de conocer la gestación, al igual que cualquier dificultad o conflicto que mamá o papá hayan tenido, puede recaer con culpas gigantes sobre la vida del adulto que le impedirán salir adelante en el área financiera o relacional y sentir que tiene una deuda grande con la vida.

Y la tercera clave se encuentra en el árbol genealógico. El conocimiento de la familia, tantas generaciones atrás como se pueda, alcanza a desentramar la causa de padecimientos actuales familiares, comportamientos, patrones repetitivos perjudiciales, adictivos, entre otros, y ponerles fin para comenzar una vida nueva. 

En todas las etapas, la terapia del perdón es uno de los principales requisitos para poder avanzar en los escalones infinitos de la consciencia evolutiva. 

Por: Anghy Cañas Murillo

Terapeuta Reiki y Coach Espiritual

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