¿Cómo se realiza una sesión de musicoterapia en Anandi?

Como todo «proceso terapéutico» -y empiezo por resaltar estas dos palabras-, es importante que las personas comprendan que así como la enfermedad, el malestar, el dolor o las molestias toman tiempo (o mucho tiempo) en manifestarse, lo mismo sucede con el proceso de sanación… conlleva tiempo, esfuerzo, compromiso y, a veces, hay que hacer varios cambios importantes en nuestra vida, pero todo en función de alcanzar el objetivo último: la sanación. Claramente, con el proceso se busca acortar los tiempos para esta.

Así, paso a mencionar el primer paso de nuestra intervención: «la valoración inicial», -aunque esta valoración puede estar presente durante todo el tratamiento-. En ella se tratan temas como: motivo (s) de consulta, antecedentes de salud, situaciones de estrés o emocionales, y también se llena la ficha musicoterapéutica, la cual consta de varias preguntas sobre su historia musical personal, familiar y social; en resumen, se tiene en cuenta la historia de vida, la historia clínica y la historia sonoro-musical de cada persona. En este primer encuentro, por lo general, se empieza por enseñar una estrategia que nos ayuda a hacer frente a las situaciones adversas: las técnicas de liberación emocional. Después de la sesión, el musicoterapeuta procede a realizar un derrotero de los posibles objetivos y algunas de las actividades a desarrollar durante el tratamiento. Los objetivos y las actividades pueden variar y modificarse durante el proceso.

En este encuentro casi siempre surge la pregunta: ¿cuánto tiempo dura el tratamiento?, pero este y otros interrogantes los desarrollamos en el siguiente Blog.

Hay algo muy importante por decir y es que los objetivos y las actividades musicoterapéuticas van enfocadas de acuerdo a las necesidades particulares del paciente/usuario, por esto, cada sesión o proceso es diferente, así el motivo de consulta sea el mismo. Esto sucede porque, si bien las personas tenemos muchas cosas en común, también pensamos, actuamos y sentimos distinto. Cada sesión también varía en actividades y la forma de realizarla. Muchas veces, la planeación de la sesión se deja de lado porque debemos atender a los «emergentes», que son eventos o situaciones que se presentan o evocaron recientemente en la persona y que se deben tener en cuenta para desarrollarlos dentro de la sesión. 

Al inicio de cada sesión, suelo iniciar con desplazamientos libres por el consultorio mientras me van contando sobre lo que ha pasado durante la semana; por lo general nos desplazamos al ritmo de los instrumentos o de la música en vivo y hacemos un estiramiento muscular. Este momento también se utiliza para observar la postura corporal y la gestualidad del paciente, ya que estas nos dan luz sobre su estado anímico o emocional. Aquí suelen aparecer los emergentes. Algo común en muchas personas es que, cuando se da por primera vez la consigna: “caminar o desplazarse libremente por el espacio (o consultorio)”, empiezan a caminar en círculos. Esto nos da a entender que hay ciertos patrones muy establecidos (en la familia y en los contextos económico, social, laboral, educativo) y que, casi siempre, vivimos en modo automático. Lo que se quiere, desde la primera sesión, es que abramos nuestra mente y empecemos a tomar conciencia del aquí y el ahora.

Desde la segunda sesión, promovemos actividades que busquen, primero, el acercamiento, la exploración y que se familiaricen con los instrumentos musicales (porque muchas personas no han tenido antes interacción con los instrumentos). También se realizan estos ejercicios con el cuerpo y con la voz (cantada), ya que son nuestros instrumentos principales, y se pretende hacer de ellos un medio de expresión y comunicación.

Además, los instrumentos musicales, la música, la voz, el cuerpo, las vibraciones, la gestualidad, el ruido y el silencio también se convierten en medios de expresión y comunicación de ideas, pensamientos, sentimientos, personas, sensaciones, sucesos, y de toda una cantidad de situaciones que vivimos; asimismo, la música ha estado presente en cada uno de estos momentos y, por lo tanto, tiene esa maravillosa capacidad de evocar y conectar con los recuerdos o situaciones del pasado… se espera también que los asistentes a musicoterapia puedan conectar y despertar su musicalidad innata.

Otros ejercicios que funcionan muy bien son los que tienen que ver con la respiración, la relajación y, posteriormente, la meditación y el mindfulness; esto se debe a que vivimos en un mundo bastante acelerado y nuestras mentes y cuerpos se sincronizan con ello, a la vez que se agitan y se perturban al mismo ritmo. Hay algo que me llama la atención y es que las personas no saben respirar correctamente. Casi siempre su respiración es alta (o respiración de pecho), pero no lo hacen de la manera adecuada: con la ayuda del diafragma (respiración natural o costodiafragmática). A su vez, se comenta sobre los grandes beneficios de una respiración apropiada. Estos ejercicios se realizan con un acompañamiento instrumental en vivo, bien sea de una guitarra o un piano, o instrumentos que promuevan la relajación.

Durante todo el proceso se hace énfasis en que debemos vivir, apreciar y disfrutar del presente. El estrés y la ansiedad hacen que constantemente estemos actuando y pensando en el futuro. La tristeza, por el contrario, nos mantiene en el pasado… y nos olvidamos de lo más importante: «el presente». Cuando empezamos a tomar conciencia de ello y a actuar en su beneficio, nos vamos adentrando en el Mindfulness, o también conocido como el arte de estar y vivir en el presente.

Por: Camilo Ruales Morales

Magíster en Musicoterapia

Cofundador y Director de Anandi

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