La meditación consiste en traer la mente a casa - Parte V

Rimpoché expone que: en el budismo existen incalculables métodos de meditación. Yo he encontrado tres técnicas de meditación que resultan particularmente eficaces en el mundo moderno y que cualquiera puede utilizar con provecho. Se trata, respectivamente, de utilizar un objeto, recitar un mantra y «observar» la respiración.

1. Utilizar un objeto

En este primer método la mente se posa ligeramente sobre un objeto. Puede ser un objeto cuya belleza natural le inspire particularmente, como una flor o un cristal. Sin embargo, algo que represente para usted la verdad, por ejemplo, una imagen de Buda o de Jesucristo, o especialmente de su maestro, es todavía más poderosa. Inspirados por esto, fije una reproducción de esta fotografía a la altura de los ojos y pose ligeramente la atención en su rostro o en su mirada. Acto seguido, deje su mente callada y en paz.

2. Recitar un mantra

Una segunda técnica, muy utilizada en el budismo tibetano -así como en el sufismo, el cristianismo ortodoxo y el hinduismo-, consiste en unir la mente con el sonido de un mantra. La definición de mantra es «aquello que protege la mente». Aquello que protege la mente de la negatividad, o que le protege a usted de su propia mente, se llama mantra.

Cuando está usted nervioso, desorientado o emocionalmente frágil, cantar o recitar un mantra de un modo inspirado puede cambiar por completo el estado de su mente, al transformar su energía y su atmósfera. ¿Cómo es posible? Mantra es la esencia del sonido y la encarnación de la verdad en forma de sonido. Cada sílaba está impregnada de poder espiritual, condensa una verdad espiritual. Así, cuando entona usted un mantra, carga su respiración y su energía con la energía del mantra, trabajando así directamente sobre su mente y su cuerpo sutil.

3. «Observar» la respiración

Este tercer método es muy antiguo y se encuentra en todas las escuelas del budismo. Consiste en dejar que su atención repose, ligera y atentamente, en la respiración.

La respiración es vida, la expresión más básica y fundamental de nuestra vida. Así, cuando se aquieta la mente por medio del trabajo hábil con la respiración, al mismo tiempo y de forma automática se domestica y entrena la mente. ¿No hemos experimentado todos, cuando la vida se llena de tensiones, lo relajante que puede ser quedarnos unos minutos a solas y limitarnos a respirar profunda y calmadamente? Incluso este ejercicio tan sencillo puede sernos de gran ayuda. 

Por consiguiente, al meditar respire con naturalidad, como lo hace siempre. Concentre ligeramente su atención en la espiración. Al espirar, déjese llevar por el aliento. Cada vez que espire, suelte y libérese de todo aferramiento. Cada vez que espire, y antes de volver a inspirar, comprobará que aparece una pausa natural a medida que se disuelve el aferramiento.

Repose en esa pausa, en ese espacio abierto. Y cuando vuelva a tomar aire, de un modo natural, no se concentre especialmente en la inspiración, sino siga reposando su mente en ese intervalo que se ha abierto.

Cuando esté practicando, es importante no dejarse llevar por comentarios mentales, análisis ni charlas interiores. No confunda los comentarios repetidos de la mente («Ahora estoy inspirando, ahora estoy espirando») con la atención; lo importante es la pura presencia mental.

No se concentre demasiado en la respiración; concédale aproximadamente un 25 por ciento de la atención a la respiración, dedique otro 25 por ciento a una atención sostenida y vigilante que supervisa y comprueba que sigue atento a la respiración. Deje que el 50 por ciento restante de la atención permanezca espaciosamente relajada. 

Más que «observar» la respiración, vaya identificándose gradualmente con ella, como si se convirtiera en ella. Poco a poco, la respiración, aquel que respira y acto de respirar se vuelven uno; la dualidad y la separación se desvanecen.

De esta manera comprobará que este sencillísimo proceso de atención filtra sus pensamientos y sus emociones. Entonces, como si se despojara de una piel vieja, algo se desprende y se libera.

Concluimos estos 5 artículos dedicados a «la meditación», con las palabras de Rimpoché: «Aprender a meditar es el mayor regalo que puede usted hacerse en esta vida, ya que es sólo por medio de la meditación como puede emprender el viaje para descubrir su auténtica naturaleza y encontrar así la estabilidad y la confianza que necesitará para vivir, y morir, bien. La meditación es el camino a la Iluminación.»

Qué importante es todo este maravilloso conocimiento que nos obsequia Sogyal Rimpoché en el capítulo 5 de «El libro tibetano de la Vida y de Muerte». Y es mucho mejor el libro completo. Está cargado de valiosas enseñanzas llenas de una profunda compasión, sabiduría y una comprensión infinita. Algo más: el prólogo del libro fue escrito por el mismo Dalai Lama. Así que esperamos que esta maravillosa obra se convierta en un libro de revisión constante y que pongamos en marcha sus valiosas enseñanzas.

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Referencia:

RIMPOCHÉ, Sogyal, et al. El libro tibetano de la vida y de la muerte. Capítulo 5. Ediciones Urano, Ed. 31. 2002.

Transcripción: 

Camilo Ruales M.

Mg. en Musicoterapia

Director y Cofundador de Anandi, Medicina Integrativa y Musicoterapia

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