Musicoterapia aplicada a la persona con trastorno del espectro autista (tea): una revisión sistemática

La palabra autismo proviene del griego autos y significa uno mismo. El término fue creado en 1911 por el psiquiatra suizo Eugen Bleuer (1950) quien estudió los síntomas de la esquizofrenia en adultos. La historia oficial sobre esta condición, sin embargo, comienza cuando Leo Kanner publica, en 1943, su artículo The Nervous Child (el niño nervioso). Este artículo es el resultado de un estudio que Kanner realizó con 11 niños, ocho niños y tres niñas con edades entre 2 y 4 años. El autor notó características comunes en todos ellos y dijo que estas características apuntaban al descubrimiento de un síndrome único que no se había informado hasta ahora y que parecía ser raro.

El instrumento más utilizado para el diagnóstico del trastorno es el Diagnóstico y Manual Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). La nueva versión del manual (2013) llama a la condición un trastorno del espectro autista (TEA) y ya no incluye el síndrome de Asperger ni los trastornos generalizados del desarrollo, que no se especifican de otra manera. Actualmente, el TEA se entiende como un trastorno neurológico que se manifiesta antes de los tres años y es cuatro veces más frecuente en niños que en niñas. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., hay un millón y medio de personas con TEA solo en los Estados Unidos. Entre las características del TEA se encuentran el deterioro en la interacción social, el deterioro en la comunicación y el comportamiento atípico que tiende a ser restringido y repetitivo. La causa del trastorno aún no se ha descubierto. 

La musicoterapia en el tratamiento de personas con TEA

La musicoterapia se aplica a las personas con TEA desde 1960. La literatura demuestra que la aplicación de la música a esta población, realizada por musicoterapeutas profesionales, puede promover una disminución de las crisis de conducta (GOLDSTEIN, 1964), disminución de la resistencia al tratamiento (GOLDSTEIN , 1964), mejoras en las relaciones interpersonales (GOLDSTEIN, 1964; STEVENS & CLARK, 1969; NORDOFF & ROBBINS, 1977; BRANDALISE, 1998, TURRY & MARCUS, 2003; KERN & ALDRIDGE, 2006; FINNINGAN & STARR, 2010; SPOSITO & CUNHA , 2013), adquisición de la libertad expresiva (NORDOFF & ROBBINS, 1971), adquisición de la mejora vocal (NORDOFF & ROBBINS, 1971), mejora de la comunicación (NORDOFF & ROBBINS, 1971; SAPERSTON, 1973; EDGERTON, 1994, BRANDALISE, 1998), adquisición de confianza verbal y vocal (NORDOFF & ROBBINS, 1977; TURRY & MARCUS, 2003), adquisición de formas rítmicas (NORDOFF & ROBBINS, 1977; SPOSITO & CUNHA, 2013), mejora en la producción del habla (HOLAND & JUHRS, 1974; LIM, 2010), mutualidad (AIGE N, 1998, TURRY & MARCUS, 2003), experiencia musical (AIGEN, 1998; TURRY & MARCUS, 2003), habilidades musicales (AIGEN, 1998, BOSO et al., 2007; SPOSITO & CUNHA, 2013) y desarrollo personal (AIGEN, 1998; TURRY & MARCUS, 2003).

También hay focos de estudio en áreas como una encuesta sobre el trabajo de la musicoterapia con autismo (NELSON; ANDERSON; GONZALES, 1984), formas de analizar la producción musical clínica (AIGEN, 1997), desarrollo de un enfoque de musicoterapia (BRANDALISE, 1998), estudio relacionado con  dinámica del tratamiento musicoterapéutico (CRAVEIRO, 2001), estudio relacionado con la inclusión de equipos eléctricos y electrónicos en el tratamiento de personas con autismo (BARCELLOS, 2004), metanálisis (WHIPPLE, 2004; GOLD et al., 2010), coterapia (TURRY & MARCUS, 2005); revisión de la literatura (STEELE, 2005), desarrollo y prueba de instrumentos de evaluación (WALWORTH, 2007; CARPENTE, 2009; LIM, 2010b), historia de la musicoterapia relacionada con el autismo (RESCHKE-HERNÁNDEZ, 2011), revisión sistemática de la literatura (GOLD; WIGRAM ; ELEFANT, 2010; GATTINO, 2012) y estudios de validación de instrumentos de evaluación (GATTINO, 2012).

Se están realizando investigaciones y trabajos clínicos con personas con TEA en América del Norte y del Sur, Europa, Asia y Oceanía. La tendencia en cuanto al uso de la musicoterapia en el tratamiento de personas con TEA parece ser de diversificación. Se utilizan varios enfoques, se utilizan diferentes tipos de métodos de musicoterapia, se proponen tipos de música y objetivos terapéuticos. Este dato es importante porque actualmente la información sobre música, musicoterapia, salud y autismo es mucho más completa.

Entre los musicoterapeutas pioneros que centraron su atención en trabajar con personas con TEA, el uso terapéutico de la técnica de improvisación musical fue la elección principal en términos de tipos de intervención (SAPERSTON, 1973; NORDOFF, 1974; NORDOFF & ROBBINS, 1971, 1977; ALVIN & WARWICK, 1978). Todavía es una técnica muy utilizada en el trabajo con esta población. Diez estudios mencionaron su uso en el tratamiento de personas con autismo (GOLDSTEIN, 1964; NORDOFF & ROBBINS, 1971; SAPERSTON, 1973; NORDOFF & ROBBINS, 1977; EDGERTON, 1994; AIGEN, 1995; BRANDALISE, 1998; AIGEN, 1998; TURRY & MARCUS, 2003; KIM; WIGRAM; GOLD, 2008).

Otra tendencia ocurrió con respecto al uso clínico de la canción en el tratamiento de personas con TEA. Veinte estudios han reportado su uso (GOLDSTEIN, 1964; STEVEN & CLARK, 1969; NORDOFF & ROBBINS, 1971; MAHLBERG, 1973; NORDOFF & ROBBINS, 1977; EDGERTON, 1994; AIGEN, 1995; BUDAY, 1995; BRANDALISE, 1998; AIGEN, 1998; TURRY & MARCUS, 2003; BOSO et al., 2007; KERN et al., 2007, 2007b; KIM; WIGRAM, GOLD, 2008; KATAGIRI, 2009; FINNIGAN & STARR, 2010; GATTINO et al., 2011; LIM, 2010; SPOSITO & CUNHA, 2013). Diecinueve estudios mencionaron el uso de instrumentos musicales (GOLDSTEIN, 1964; STEVEN & CLARK, 1969; NORDOFF & ROBBINS, 1971; MAHLBERG, 1973; SAPERSTON, 1973; HOLAND & JUHRS, 1974; NORDOFF & ROBBINS, 1977; EDGERTON, 1994; AIGEN , 1995; BUDAY, 1995; BRANDALISE, 1998; AIGEN, 1998; BRONNWELL, 2002; TURRY & MARCUS, 2003; BOSO et al., 2007; KIM; WIGRAM; GOLD, 2008; FINNIGAN & STARR, 2010; GATTINO et al. , 2011, ESPÓSITO Y CUNHA, 2013); un estudio informó el uso terapéutico de aplausos (MAHLBERG, 1973); un estudio informó el uso receptivo de cintas que contenían mensajes grabados (BENENZON, 1987), un estudio informó el uso de la danza y el movimiento corporal (GOLDSTEIN, 1964); un estudio utilizó música ambiental (KERN & ALDRIDGE, 2006); un estudio utilizó el Método Tomatis (CORBETT; SHICKMAN; FERRER, 2008) y finalmente, un estudio mencionó el uso de videos musicales en el tratamiento de personas con TEA (LIM, 2010).

En cuanto al apoyo a los miembros de la familia, Benenzon (1987) y Woodward (2004) fueron los únicos autores que dedicaron mayor atención al tema. Benenzon escribió un capítulo de su libro sobre la integración entre terapeutas, niños con autismo y familias.

Consideraciones finales

Existe un interés importante dirigido al trabajo clínico y la investigación sobre el uso de la música y la musicoterapia con la población con trastorno del espectro autista (TEA). A pesar de la heterogeneidad de los resultados, encontrados a través del análisis de artículos y libros, la revisión mostró que, a través de perspectivas cuantitativas, cualitativas y mixtas, se evidencian varios beneficios en cuanto a la aplicación de la música en la persona con esta condición.

André Brandalise

PhD en Musicoterapia – Temple University, EUA

Maestría en Musicoterapia- NYU, EUA

Especialista en Musicoterapia (CBM-RJ)

Pregrado en Música (UFRGS, RS)

Director y Cofundador de ICD (Instituto de Creatividad y Desarrollo – Porto Alegre, Brasil)

Instagram: 

@mt.andre.brandalise 

@vozicd

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