La meditación consiste en traer la mente a casa - Parte IV

Otro tema de gran importancia que Rimpoché nos regala en su libro es sobre los métodos de meditación. Menciona que: 

En Occidente, la gente tiende a dejarse absorber por lo que yo llamaría «la tecnología de la meditación». El mundo moderno está verdaderamente fascinado por las técnicas y las máquinas y es adicto a las respuestas puramente pragmáticas. Pero, el rasgo más importante, con mucho, de la meditación no es la técnica, sino el espíritu: es la habilidad, la inspiración y la creatividad que ponemos en práctica, y que también podría denominarse «la postura».

LA POSTURA

Los maestros dicen: «Si creas las condiciones favorables en tu cuerpo y en tu entorno, la meditación y la realización se darán automáticamente». Hablar de la postura no es una pedantería esotérica; el sentido de adoptar una postura correcta es el de crear un ambiente más estimulante para la meditación. La mente y el cuerpo están relacionados entre sí, y la meditación se produce de manera natural cuando la postura y la actitud están llenas de inspiración. Si nuestra mente se halla en un estado sereno e inspirado, influirá en gran manera en nuestra postura y podremos sentarnos de una forma mucho más natural y sin esfuerzo. Así pues, es muy importante que una la postura de su cuerpo con la confianza que surge de su comprensión de la naturaleza de la mente.

Siéntese, pues, como si fuera usted una montaña, con toda su majestad inquebrantable e inalterable. En esta postura, lo más esencial es mantener la espalda recta, como «una flecha» o «una pila de monedas de oro». La «energía interior», o prana, circulará fácilmente por los canales sutiles del cuerpo, y la mente hallará su verdadero estado de reposo. No fuerce nada. La parte inferior de la columna tiene una curvatura natural; debe estar relajada, pero erguida. La cabeza ha de estar cómodamente equilibrada sobre el cuello. Los hombros y la parte superior del tronco aportan la fuerza y la gracia de la postura; su porte debe expresar una fuerza desprovista de rigidez.

Siéntese con las piernas cruzadas. No es necesario que adopte la postura completa del loto, a la que se concede mayor importancia en la práctica avanzada del yoga. Las piernas cruzadas expresan la unidad de la vida y la muerte, de lo bueno y lo malo, de los medios hábiles y la sabiduría, de los principios masculino y femenino, de samsara y nirvana; el humor de la no dualidad. También puede preferir sentarse en una silla con las piernas relajadas, pero procure tener siempre la espalda recta.

En mi tradición de meditación, los ojos han de estar abiertos: este es un punto muy importante. Si es usted sensible a las perturbaciones exteriores, cuando empiece a practicar puede favorecerle cerrar los ojos un rato y volverse calladamente hacia su interior.

Una vez se sienta establecido en la calma, abra gradualmente los ojos y comprobará que su mirada se ha vuelto más sosegada y tranquila. Ahora mire hacia abajo, siguiendo la línea de la nariz, en un ángulo de unos 45 grados ante usted. Un consejo práctico: en general, cuando la mente está inquieta, es mejor bajar la mirada, y cuando está entorpecida y soñolienta, subirla.

Existen varias razones para mantener los ojos abiertos. Con los ojos abiertos es menos probable que se duerma. Además, la meditación no es una manera de evadirse del mundo ni huir de él hacia una experiencia de trance o un estado alterado de conciencia. Por el contrario, es un camino directo que nos ayuda a comprendernos verdaderamente a nosotros mismos y a relacionarnos con la vida y con el mundo.

Cuando medite deje la boca ligeramente abierta, como si fuera a exclamar un profundo y relajante «Aaaah». Según se dice, al mantener la boca ligeramente abierta y respirar principalmente por ella es menos probable que surjan los «vientos kármicos» que originan los pensamientos discursivos y crean obstáculos en la mente y la meditación. Deje que las manos reposen cómodamente sobre las rodillas. Esta postura se llama la de «la mente a gusto y serena».

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Referencia:

RIMPOCHÉ, Sogyal, et al. El libro tibetano de la vida y de la muerte. Capítulo 5. Ediciones Urano, Ed. 31. 2002.

Transcripción: 

Camilo Ruales M.

Mg. en Musicoterapia

Director y Cofundador de Anandi, Medicina Integrativa y Musicoterapia

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