Tiempo después, y por cosas del destino, tuve un primer acercamiento con la musicoterapia. Al principio no puse mucha atención porque desconocía sobre la profesión; pero empecé a investigar y lo que leía comenzaba a aclarar todas mis dudas sobre la influencia y grandes beneficios que la música tiene en las personas. El siguiente paso fue inscribirme a la Maestría en Musicoterapia de la Universidad Nacional de Colombia. Realicé todo el proceso y pasé. Seguí mis estudios durante dos años en Bogotá y me gradué como Magíster en Musicoterapia. Tuve la fortuna de realizar prácticas con niños con parálisis cerebral, adulto mayor con demencia y personas drogodependientes; a su vez, realicé mi tesis en estrés académico y musicoterapia con estudiantes adscritos a la Facultad de Salud de la Universidad Nacional. Fue un tiempo de profundos cambios en mi vida, de grandes aprendizajes y experiencias enriquecedoras. Un momento de mucha reflexión, de sensibilización, de conectarme, primero, conmigo mismo y, luego, con los demás. Fue lo que siempre estuve buscando.

Decidí que mi plan de vida en adelante sería ayudar a las personas a mejorar su salud y calidad de vida a través de la música, de los instrumentos, del sonido, del silencio, de la vibración, de la voz, del cuerpo. Esto, acompañado de una capacitación y estudios permanentes. Ayudar a las personas que quieran dejarse ayudar. Trabajé como docente de música durante varios años a la vez que empecé a ejercer la musicoterapia de manera privada y a domicilio ya que no contaba con el espacio adecuado, con mi propio consultorio de musicoterapia.